Entrevista a Agustín Poyatos, propietario de Macer.
Asebe
Con una facturación anual que roza ya los 20 millones de euros, Macer, firma adherida a Asebec/Spanish Ceramic Technology, continúa con su escalada en positivo, una recuperación en la que mucho ha tenido que ver su apuesta por la internacionalización durante la última década. Cuarenta y siete años después de su constitución, atiende a cerca de 450 clientes distribuidos en América Latina, Estados Unidos, países árabes y el medio y lejano Oriente. Su dueño y clarividente impulsor, Agustín Poyatos, con cerca de 56 años en el sector cerámico y tras vivir todos los cambios tecnológicos en esta industria -como así lleva a gala- tiene claras las dos principales cuestiones que amenazan a la industria y al clúster en general: por un lado, la incertidumbre que acompaña a la actual pandemia y, de otra parte, la falta de profesionales lo suficientemente formados en determinadas áreas productivas que permitan asegurar el futuro de las fábricas actuales tal como hoy las conocemos.
¿Cómo llevan los efectos de la covid-19? ¿De qué manera les está afectando?
Sinceramente, el parón de dos semanas al que nos vimos abocados a consecuencia de la pandemia, a nivel particular, nos vino incluso bien, en lo que se refiere a descongestionar los pedidos. Pero más allá de todo esto, la preocupación que tenemos, como no puede ser de otra manera, es muy grande. Todo lo que viene ocurriendo y ocurra a partir de ahora nos va a afectar. Si nada lo remedia, intuyo que a partir de septiembre será preocupante si todo sigue así.
"LA PRESENCIALIDAD ES UN FACTOR IMPORTANTE PARA NUESTRO SECTOR. LO PASAREMOS MAL SI LOS MERCADOS SIGUEN CERRADOS POR LA COVID-19".
Exportación, mercado nacional… ¿A qué área está afectando más?
Estamos trabajando bastante en exportaciones. Atendemos muchos pedidos, trabajando bastante bien, pero los negocios no se pueden hacer todos de manera telemática y telefónica. La asistencia técnica, atender a los clientes… es un trabajo directo que requiere de una presencialidad que ahora no se da. Como no se abran los mercados, las fronteras, y no se dé cierta normalidad internacional, la cosa será preocupante para nuestro sector. De hecho hay sectores, como es el caso de las esmalteras, que ya lo están notando. Concretamente, el mercado de América Latina está a cero de actividad. Solo se puede viajar a México y no sin riesgos. Si esto no cambia –y espero que cambie- a partir de la segunda mitad de septiembre u octubre, la cosa se puede poner seria, en general.
¿En qué mercados internacionales están notando más estos problemas?
En general, en todos. Hay problemas porque los países no están dejando entrar material. Macer roza hoy los 450 clientes y trabajamos fundamentalmente con América Latina, Estados Unidos, los países situados en el Magreb, Egipto, Irán, Bulgaria, Turquía, Chequia, Arabia, el lejano Oriente, India, Sri Lanka, y así un largo etcétera. Todos tienen su complejidad, sus dificultades.
¿Con qué plantilla cuenta actualmente?
Tenemos algo más de 150 trabajadores. No somos una empresa que registre muchos movimientos en este aspecto. Sí diré y quiero mojarme al respecto que no hay profesionales en Castellón. Los que hay son los que forman las propias empresas, con promedios de formación que van desde los seis meses a un año. Hay de todo tipo de trabajos. Realmente, puedo asegurar que es muy difícil encontrar buenos profesionales, porque los jóvenes que nos llegan no tienen la formación adecuada que necesitamos y, desde la empresa, tenemos que hacer un gran esfuerzo para colaborar en su adaptación.
"ACTUALMENTE, LA EMPRESA ES LA QUE ESTÁ REGULANDO LOS DEFECTOS QUE ARRASTRA EL ACTUAL SISTEMA EN CUANTO A LA FORMACIÓN".
¿Qué necesitan al respecto?
Sobre todo que la FP dirija su atención aquí al sector cerámico porque, de lo contrario, en tres o cuatro años la vamos a pasar canutas. Ya no es algo que afecte a la maquinaria, es algo que afecta a todo el clúster, a la industria. Faltan técnicos cerámicos. Como no se empiece a mover esta cuestión, la cosa pinta mal. Hay que apostar por la profesionalización. Y digo esto porque hoy, por ejemplo, encontrar un jefe de prensa, con todo lo que ello significa, es muy complicado. No hay. No hay grandes horneros que no sean los que forman las propias empresas.
En lo que sí estamos bastante bien es en el tema informático y digital. Por lo demás, en el aspecto puramente productivo, trabajos en planta y talleres, no hay profesionales y más pronto que tarde lo sufriremos. Actualmente, la empresa es la que está regulando los defectos que arrastra el actual sistema.
¿Y qué propone que se haga?
Yo lo único que digo es que hay que promocionar la FP y hacerlo de manera inmediata. Si hay buenos chavales, que tienen ganas, lo que debemos hacer entre todos, también desde el sector del azulejo, contratarlos e involucrarnos todos en su formación. Tenerlos seis meses, que pase de una empresa a otra y que vaya formándose y siempre con un sueldo, que sirva de motivación. En definitiva, es lo que ahora se llama la formación dual, que es a lo que tenemos que llegar y promocionar. Y repito, la motivación es clave a la hora de asegurarse la participación de estos chicos y chicas en su periodo de formación.
"LA EXPORTACIÓN HA SIDO CLAVE EN LA RECUPERACIÓN DE LA EMPRESA TRAS EL VARAPALO DE LA ANTERIOR CRISIS. HOY SUPONE YA EL 40% DE LOS PEDIDOS".
Volviendo a su empresa, a Macer. ¿Cuál ha sido la evolución en los últimos años?
En los 90 tuve una empresa de azulejo [ríe]. Por otro lado, la del Golfo, fue una gran crisis, pero fue un conflicto que afectó a las exportaciones. Cuando vino la recuperación [rememora] nosotros nos recuperamos bien. Desde el 98 a 2008 las cosas le fueron realmente bien a Macer, que afrontó un enorme esfuerzo inversor. Gastamos en este periodo de 25 a 30 millones de euros. A partir de esa fecha, la crisis del 2008 nos golpeó fuerte, pero empezamos a recuperarnos rápido. Pasamos de 20 millones de facturación a nueve en apenas dos años. Eso da una idea del varapalo que supuso para nosotros esa crisis.
¿De qué manera salió de esa situación?
Ya en 2010 empezamos a despegar y lo hicimos en exportación porque, debo señalar [expone con indisimulada satisfacción] que en 2007 vi venir la que se avecinaba y nos centramos en el mercado internacional. Hasta entonces siempre trabajábamos en un 90% en el mercado nacional y un 10% en el exterior. La crisis hizo que cambiáramos y revertimos esto para que el área de internacional tuviera mayor protagonismo.
En 2008, a Macer nos llega el batacazo y facturamos unos 17 millones, pero al año siguiente las ventas apenas representaron los 9 millones. Con este dato ya se puede hacer una idea. En 2010 empieza la recuperación con una facturación de diez millones; 11,5 en 2011 y así hasta elevarse a los 14 millones en 2012, en una escalada que no ha parado desde entonces. En su día nos quedamos con 110 trabajadores y ahora hemos vuelto a rondar los 150.
¿Pero cuál fue la clave?
Sobre todo la exportación. La clave para esta rápida recuperación de la empresa también fue la incorporación de Javier Adell en marzo de 2007, que fiché con el propósito de reforzar el área de las exportaciones. Esto supuso un gran cambio porque dimos mayor peso a la internacionalización de la empresa. Así, hoy estamos en un 60% nacional y un 40% exportación. Mi deseo sería alcanzar el 50-50, pero habrá que ir viendo.
"LA CLAVE DE TODO NO ES FABRICAR, SINO DE FABRICAR BIEN Y PARA ESO HAY QUE INNOVAR CONSTANTEMENTE. ES LO QUE PIENSO".
Macer siempre destaca por el protagonismo que da a la I+D+i. Es palpable y así se le ha reconocido este interés por la innovación. ¿Hasta qué punto es importante para usted?
Soy una persona que siempre intento poner la idea. Después mi gente la desarrolla.
¿Y les complica mucho la existencia?
[Ríe] No suelo complicarles mucho [vuelve a reír]. En cuanto a moldes, sí suelo ser yo quien toma las iniciativas, siempre con la colaboración de mi equipo, claro está. En lo que respecta al resto de I+D+i, 4.0, etcétera, aquí hay un equipo muy completo que está muy preparado, pero procuro estar muy encima de todo.
¿Hasta qué punto es importante la innovación?
Es un sector extremadamente complejo. No se puede hacer una idea exacta hasta qué punto. Que necesita de un grado de perfección que llega a abrumar, por lo que se requiere una gran especialización, una investigación, innovación continua y desarrollo constante. Por eso digo y reitero la importancia de contar con profesionales en un sector que sustenta su propia existencia en un alto grado de la especialización. La I+D+i no es un proyecto con inicio final, sino una forma de entender la fabricación. Es lo que pienso y es lo que he tratado de llevar a la práctica siempre. ¿Me pregunta por la clave? Pues le diré que no se trata de fabricar, sino de fabricar bien… Esa ha sido y es mi forma de pensar y actuar.